Las parteras siempre han sido sensibles y sabias respecto a los cuerpos de las mujeres, y en la antigüedad eran el medio más seguro para una mujer que daba a luz. Hoy, la medicalización del parto y los altos índices de cesáreas en México amenazan su trabajo, y han sido excluidas por los profesionales del sector salud, que las consideran incapaces y un ejemplo de atención precaria y caduca. Las que aún quedan harán todo lo posible por la supervivencia de su tradición milenaria.
Las parteras siempre han sido sensibles y sabias respecto a los cuerpos de las mujeres, y en la antigüedad eran el medio más seguro para una mujer que daba a luz. Hoy, la medicalización del parto y los altos índices de cesáreas en México amenazan su trabajo, y han sido excluidas por los profesionales del sector salud, que las consideran incapaces y un ejemplo de atención precaria y caduca. Las que aún quedan harán todo lo posible por la supervivencia de su tradición milenaria.
Midwives have always been sensitive and wise about women’s bodies, and in ancient times they were the safest way for a woman to give birth. Today, the medicalization of childbirth and the high rates of Caesarean sections in Mexico threaten their work, and they have been excluded by health professionals, who consider them incapable and an example of precarious and outdated care. But those that remain will do everything possible for the survival of their millenary tradition.
